Y comienza después mi tarde y quiero pintarla de verde. Ese verde que me transporta a un monte y comienzo a caminar, con las manos en los bolsillos y respirando hondo. El frío en mi cara y el silencio en mis oídos. Mi imaginación repleta de marrones y naranjas me lleva en volandas delante de una chimenea donde me acogen todos esos tonos del fuego, esas ráfagas hipnotizadoras e indescriptibles.
Una copa de vino me envuelve en ese granate intenso, rotundo y fuerte. Cierro los ojos entonces y me dejo abrazar por tu azul; claro, oscuro, añil ... Y poco a poco me dejo llevar y Morfeo me acompaña por un camino de campanillas moradas y lilas. Y comienza mi sueño, donde un intenso arco iris me sonríe, donde noto la caricia del sol en mi cara y me siento feliz...