viernes, 19 de enero de 2018

Relato Erótico- A, VOCAL ABIERTA

Te invito a una copa. Y se sentó a su lado en la barra de aquel garito trasnochado. No, gracias; respondío sin apenas mirarle. Pues invítame tú a mi. Entonces lo hizo, giró la cabeza y vió aquellos ojos. Un par de horas más tarde estaban clavados en los suyos mientras gemían y ella sentía como poco a poco iba entrando en su cuerpo.
No sabía cómo se llamaba, no importaba demasiado. Podía llamarle como quisiera, le había dicho un rato antes. La conversación había sido intensa, clavando las miradas ante la obviedad del deseo mutuo.
En su casa, sobre la alfombra del salón, con los ojos cerrados sintiendo su lengua, decidió que le quería llamar A. La letra del placer, del orgasmo, vocal abierta como sus piernas en ese instante. La más abierta de todas... Sexo frente a sexo. Boca en sexo y sexo en boca. Manos, dedos, lengua, saliva y sudor. Susurros, gritos ahogados de un gusto inenarrable. Vicio, miradas, palabras que excitan y se corren dentro, fuera, sobre, cerca de los cuerpos. Llega, va llegando lentamente como esa tormenta vista a lo lejos. Llega, llega y descarga en apenas unos segundos todo aquello que guardaba la negritud de la nube. 
Suspiros, aire tomado a trompicones. Sonrisas en esas bocas que se relamen y saborean aún lo comido, lo lamido y chupado hace a penas unos minutos. O quizá fueron horas, es posible que incluso días, semanas, meses o años. Tanto tiempo esperando que descargara la nube y aquella noche una letra, una vocal abierta logró que se corriera hasta llorar.

miércoles, 17 de enero de 2018

UN DESPERTAR CUALQUIERA

Hoy me he despertado pictórica. ¿Es posible eso? A las siete de la mañana estaba leyendo a Chagall que lo tenía algo abandonado con eso de la escritura. Le escuchaba hablar de Matisse, Cezanne, Bonnard y sus intentos vanos de vender sus telas y ha sido inevitable sonreír y respirar hondo. Y es que a veces cuesta, se queda el aire atascado y por mucho que quieras hinchar la caja torácica para respirar no puedes. Así que cuando algo ajeno a tu cotidianidad lo logra, sientes esa agradable sensación de ya, por fin.
Me duelen las tibias, si las dos. Mi afán por el equilibrio me lleva a veces a esos extremos. Puede significar que no he dormido bien del todo, intento recordar lo que he soñado, quizá me he mantenido tensa toda la noche o quizá sea porque haya estado bailando o quizá corriendo en mis sueños. ¿Correr significa huir? ¿Bailar es un síntoma de alegría? Y ¿soñar? ¿Se traduce en algo bueno? Demasiadas preguntas para una mañana de cuadros, colores, figuras y flores. Hoy ya no me interesan las respuestas, ayer quizá si lo hubieran hecho. Me duelen las tibias decía hace un momento, habré bailado en mis sueños.


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