jueves, 25 de febrero de 2016

HOY HE VUELTO...

Hoy, después de casi un año y medio, he vuelto. He estado en aquel sitio donde estuvimos juntos la última vez que no vimos. 

He paseado por aquel empredado no sin mirar a todas partes, es verdad. Ha habido un momento en el que buscaba tu manera de andar en aquel hombre que venía de frente. Al entrar en la exposición, he mirado porque quizá podría ver tu espalda y a ti parado frente aquel cuadro. Ha habido instantes en los que mi mente se ha ido a aquella tarde de octubre.

Le he hablado de ti, le he contado cómo te quise. Y al decirme él que en ese momento se sentía raro, por aquello de las comparaciones. No he podido más que sonreírle, mirarle a los ojos y decir lo que sentía de verdad. Que ni él eras tú, ni yo era la misma.

He tenido muchas veces miedo de ir a un lugar que me gusta, miedo de pensar como me sentiría recordando in situ, ya que en mi mente lo he hecho muchas veces. Y hoy cuando he entrado me he dado cuenta que no lo sentía, que no había miedo en mi. Te he nombrado, he sido capaz de decir tu nombre en voz alta, sonriendo al mismo tiempo. Casi sin dolor, casi.

A ti te doy las gracias por los recuerdos, a él le digo grace por acompañarme, acariciarme con su mirada y por sus besos.

sábado, 13 de febrero de 2016

¿SOMOS COMO NOS LLAMAMOS?

Me llama mucho la atención esto de los nombres... Y es que el nombre yo creo que de alguna manera marca la personalidad de cada uno. Por eso me cuesta un poco conocer bien a una persona cuyo nombre no le pega o no me gusta. Que cosas!! Un hombre puede resultar atractivo hasta que te dice que llama Narciso por ejemplo. Y piensas uff que horror!! Y como le llamaría yo? En otras ocasiones, el atractivo se manifiesta cuando se presenta como Javier por ejemplo. Y es que a mi el nombre de Javier no sé porque será pero me pone mucho. Lo tengo comprobado: "hola, me llamo Javier" y parece como que uyy!! Se me pone ya una sonrisilla que delata mi disposición a continuar hablando.

"Imagínate que te llamaras Paqui", pues no serías tú. Eso me decía él sentados en una terraza a las puertas del Reina Sofía mientras tomábamos una cerveza después de haber visto aquella exposición esa tarde de verano.

Y es que a pesar de que los nombres en verdad son irreales, como me decía un profesor de la egb que insistía en llamarme Rosa y yo le corregía siempre. Somos como nos llamamos. Con acentos o sin ellos, con vocales abiertas o cerradas, con erres o eses, con música o rotundidad. Somos diminutivos y aumentativos, con minúscula o siempre mayúsculas...
Y yo soy muy Ana y muy poco María. Si, así soy yo.

LO MÁS LEÍDO