viernes, 27 de diciembre de 2013

(Poema 1)






Me gustaría subir contigo a la luna y
desde allí poder saber donde están los besos robados y que no damos
Sentir tu mano en mi espalda
Y tener claro que esta es la noche


Ha llegado el tiempo,
llegó por fin el día, el momento.
Tiembla mi mano en la tuya
mientras mi corazón no sabe latir más despacio


Y es entonces cuando me acaricias el alma
Y lloro con lágrimas celestes
Llegadas de ese cielo impenetrable
Y solo siento


Que palabra más bella, SENTIR
Hazlo conmigo, no te quedes atrás
Siente como llegamos a aquel lugar donde todo es diferente
Y nada es igual


Lleno mis pulmones de ti
Y sonrío mientras espero que tú hagas lo mismo
Vámonos, huyamos
Dejemos por el camino a ese retorno gris


No me sueltes, sigamos adelante
No dejes de acariciarme
No me sueltes, no miremos atrás


continúo sonriendo



domingo, 22 de diciembre de 2013

UN REGALO, MIS PALABRAS

Parece que en todo esto de lo que sube, baja; lo que entra, sale y lo que va, vuelve... Hay algo de verdad. Por que todo lo que subió durante casi dos décadas, cayó en a penas dos años. Por que mucho de lo que entró en mi corazón poco a poco, se lo llevó el paso del tiempo. Afortunadamente, la mayoría de las cosas que se fueron, han vuelto. Y es que todo en la vida guarda un misterio aunque no lo creamos.


No me gustan mucho las navidades, no es personal, pero le encuentro a todo esto un punto de dolor innecesario que me hace rechazar estas fechas. Ya dije en otra ocasión que no hago balance de nada ahora, sino en verano y frente a mi Atlántico. Pero parece que la mayoría de la gente, llegado este punto, se ve en la obligación de desear que se termine el año por que ha sido malo, o bien pensar que el siguiente no podrá ser mejor.

Sería bueno darnos cuenta que el paso del tiempo, somos nosotros quienes lo hacemos bonito o feo. Al final, de nosotros depende que nuestro día a día tenga un color u otro. Solo nos hace falta saber mirar, ver, descubrir las cosas que hay a nuestro alrededor, y no solo con lo que se chocan nuestras narices. Pensemos en que abrir los ojos por las mañanas ya es un premio, en que poder vernos en el espejo, es un regalo. En esa ducha que nos despierta o nos relaja y que sentimos tan cotidiano, y que es un lujo. En fin, en tantas cosas que tenemos que deberían de hacernos sonreír cada mañana, cada tarde, cada noche...


Hoy, a pocos días de terminar este año, me gustaría haceros un regalo. Y mis palabras son lo más preciado que tengo para ofreceros.


Me gustaría que siguierais acompañándome, por mi parte intentaré seguir esforzándome para hacer este espacio acogedor. Me gustaría que después de visitarme pudierais salir cada vez con una sensación diferente, con un olor diferente, que os latiera el corazón como a mi cuando escribo, que yo pudiera escuchar vuestras carcajadas otras veces, que supiera de vuestra sonrisa pícara algunas noches.


Hace unos días, le dije a alguien que para mi la felicidad es tan subjetiva, que casi nunca la deseo, así como tal. Cada uno tenemos, debemos de ir a por ella, a por la nuestra y solo nosotros sabemos cual es el camino. Por eso, prefiero desearos confianza en vosotros mismos, ganas de seguir hacia adelante pese a los obstáculos. Os deseo rayos del sol y caricias del viento. Os deseo besos, de los de verdad; que os lo den Y que los deis también. Os deseo un caminar firme, una mano cerca. Os deseo, queridos, sobre todo... Paz en vuestros corazones. ¿Y sabéis porqué? Por que TODOS lo merecemos.


jueves, 19 de diciembre de 2013

EL CAPRICHO DEL AZAR (Fantasías Sexuales-6)


Tumbado en la cama, piensa en ese aleatorio que le llevo hasta ella. No tardó en preguntarle su nombre y comenzar así a conocerla un poco más. Piensa en como juega la vida con las personas, en como el azar tantas veces se ríe de nosotros. Piensa y siente como sería su cuerpo a su lado, siente su pelo rozar su pecho y escucha su voz. Esa voz que aquella tarde de invierno le dijo: ¿Hola, como estás? Aquella tarde en la que el capricho fue de él y no de ese azar maravilloso tantas veces.

Cuando ella entró en el coche, su olor le transportó a un lugar cálido, dulce y magnánimo. Se dejó acariciar por sus ojos y al besar sus mejillas quiso parar el tiempo en ese instante y disfrutarlo una y otra vez.

Quería mirarla sin cesar, contemplar a aquella mujer a la que tantas veces había deseado tener enfrente, aquella mujer que había hecho que más de una noche él se durmiera con una sonrisa en sus labios.

-
¿Dónde vamos? Preguntó ella con un gesto mezcla de rubor y deseo
-
Es una sorpresa, creo que te gustará. Le contestó él, con la impaciencia de un adolescente por dar ese beso.
-
Me gustan las sorpresas




Arrancó el coche como lo hizo la primera vez, con su corazón palpitando y su mano firme y segura.
Y ese silencio incómodo del primer momento, duró a penas un minuto. En seguida se pusieron a hablar, de todas aquellas cosas que se habían escrito y ahora repetían como si fuera una novedad. Se conocían más de lo que pensaban, pero todo era diferente ahora que se miraban a los ojos por primera vez.


 
Era excitante parar en los semáforos, mirarse y arder en deseos de besarse, de tocarse… Pero en ese corto tiempo del rojo al verde, tan solo rozar sus manos podían.

-
Hemos llegado, no digas nada todavía
-
Es bonito, eso si puedo decirlo ¿verdad?
 
Estaba tan cerca de alcanzar todo aquello que había imaginado… Tan cerca de poder quitarle la ropa con la delicadeza de un soplo de aire, tan cerca de descubrir la suavidad de todos sus rincones, de rozar sus hombros con sus labios. Estaba tan cerca del paraiso soñado…

Ya en el ascensor, no pudo más y agarrándola con esa firmeza del que sabe lo que quiere, la besó. Apenas podía meter la tarjeta de la habitación y se encendió la luz verde, se abrió la puerta y ya no pudo frenar su deseo. Ella, con una ligera patada cerró esa puerta dejando atrás las palabras, las sonrisas y los besos robados.

No había tiempo de llegar a la cama y contra la pared mientras quitaba el cinturón de su vestido comenzó a besarla; el cuello, los hombros, la boca… Ella, sin dejar de mirarle le desabrochaba los botones de la camisa. Le sonreía con sus ojos, esos ojos oscuros y penetrantes, le sonreía con su boca, esa boca de labios rosas hábiles en verbo, verso y besos.

Su imaginación le había llevado tantas veces a ese momento, ese deseo ahogado en el silencio de tantas noches gritaba ahora sin pudor. Repetía su nombre una y otra vez mientras ella se deshacía en gemidos de placer.
 



Esa noche no fue como otras, esa noche por fin pudo encontrarse frente a frente con todas sus fantasías y hacerlas por fin, realidad.




jueves, 12 de diciembre de 2013

EN EL MUSEO (Fantasías Sexuales-5)


Me he despertado temprano, tampoco es ninguna novedad. El día está gris, para quedarse en casa calentita bajo el edredón. Pero hoy a mi me apetece salir, me siento descansada y animosa. Me levanto, me preparo el té de los fines de semana y entro a mirar en Internet donde ir.

Mirando museos, veo El Prado y pienso que hace mucho, mucho, demasiado tiempo que no voy. Siempre hay tanta gente… Me apetece El Prado.

Llego y todavía no han abierto pero ya hay gente esperando, no mucha, unas quince personas. Subo el cuello de mi abrigo y meto mis manos en los bolsillos. Hace frío.

La gente empieza a moverse y por fin entramos. Me desabrocho y guardo mi pañuelo. Que gusto, que bien se está! Pienso.

¿Por dónde empezar? Hace tanto, que estoy perdida. No tengo prisa, nada concreto, me da lo mismo, donde mis pies me lleven. ¿Y qué más da? Estoy aquí por placer, puro placer. Que lujo, que bien…

Después de un par de horas de calidez pictórica, entro en la sala de El Bosco; y ahí está, uno de mis cuadros preferidos; El jardín de la delicias. Sonrío, me acerco como cuando encuentras a un amigo especial después de un montón de tiempo. Paso firme, cuerpo relajado, leve contoneo de caderas.

Ensimismada con el cuadro, con el panel izquierdo, con la tibieza del mensaje, con la insinuación de esa fuente. Oigo tu voz cerca, muy cerca. Detrás justo de mi siento tu presencia. Me voy a girar y tú me dices que no lo haga. No lo hago. Me pides que siga mirando el cuadro. Tu boca está tan cerca de mi oído que tus palabras hacen moverse mi pelo.

-
¿Te gusta el cuadro? me preguntas
-
Si. Te digo con un hilo de voz, moviendo mi cabeza y con el corazón a mil
-
A mi también, me susurras.
-
Me gusta ese caos sin definir. ¿Y a ti? Te pregunto
-
¿A mi? Me gustas tú contemplándolo


Noto como mi respiración se ha acelerado, como mi cuello quiere inclinarse levemente para sentir mejor tu aliento.

-
 Una hora cerca y no te has dado cuenta. ¿O si?
-
¿Llevas una hora siguiéndome? No, no me he dado cuenta
-
¿Estás excitada? me preguntas sonriendo
-
Mucho. Te contesto con un suspiro, cerrando los ojos.
-
¿Y ahora, que te apetecería?

Me preguntas que me apetecería y solo puedo sonreír, morderme el labio inferior y decirte que quiero entrar en el cuadro, quiero ser una delicia más como los protagonistas del lienzo, quiero gozar como ellos con la naturalidad con que todos lo están haciendo. Te digo que en este momento moriría por que la sala se quedara vacía, por que me quitaras el abrigo, dejaras caer mi camisa, retiraras mi pelo y me besaras en el cuello. Me apetecería sentir tus manos en mis pechos, tu cuerpo pegado al mío. Que lo que más quiero es empezar a escuchar Orfeo y Euridice y dejarme llevar con los ojos cerrados por la música y tu voz. Sentir como me acaricias los hombros con tus labios y la humedad de tu lengua en mi espalda.


Tus manos, tu boca; dibujan mi cuerpo y ese jardín se convierte, en nuestro jardín.

"El Jardin De Las Delicias (Tríptico completo)."


 

jueves, 5 de diciembre de 2013

SABÍA LO QUE QUERÍA (Fantasías Sexuales-4)


Después de algunos meses, me invitó a su casa. Estaría su madre, no importaba, no era la primera vez que conocía a la madre de una de mis novias. Nunca se me dieron mal, y no es falta de modestia. Soy el novio que toda madre quisiera para su hija.


Pero esta vez no iba a ser igual que el resto. Me cautivó sin conocerla solamente con ver como estaba decorada la casa. Espacios abiertos, tonos cálidos, minimalista decoración, exquisita. No había llegado todavía, una urgencia en el hospital era la causa del retraso. Curioseando vi una foto madre e hija. Joder, pensé! Que guapa!

Entonces se abrió la puerta de la calle y no sé muy bien porque pero sentí como se aceleraba mi corazón, estaba nervioso, yo!! Y es que iba a conocer a esa mujer que me tenía deslumbrado. Hola, dijo al entrar al salón con gesto cansado y algo de indiferencia. Hola mamá, contestó mi novia. Este es Luis. Se acercó a mi sin casi mirarme y me dio dos besos tan cerca, que por un momento sentí el roce de sus labios en los míos. Me gustó, mucho, demasiado. Entró en el despacho y esa tarde ya no la volví a ver.


Desde aquel día, el recuerdo de esa mujer empezó a ocupar muchos minutos de mi tiempo. Una y otra vez sentía su olor y cerraba los ojos dejando que sus labios volvieran a rozar los míos. Me excitaba, si. Deseaba a la madre de mi novia. No me sentía culpable, quizá extrañado, nunca había sentido eso por una mujer mayor que yo. Aquella fue la primera vez, pero ya no sería la última.


El deseo me dio el coraje para llamar aquella tarde a la puerta de su casa. Sabía que mi novia estaba en clase y que su madre libraba aquella semana. Sabía que su marido estaba de viaje. Sabía lo que quería.

Al verme se mostró extrañada, pero nada incómoda.

-
Pasa Luis, qué tal? Me dijo sonriendo.
-
Bien Elena, gracias. Y tú? Contesté educadamente.
-
Siéntate. Quieres un té?
-
Si, gracias.

No me gustaba el te, pero en aquel momento hubiera dicho que si a cualquier cosa que ella me hubiera ofrecido. Su pelo recogido en una pequeña coleta, sus ojos, la intensidad de su mirada… Cada segundo el deseo iba en aumento. Llevaba puesto un jersey de punto largoe iba descalza. Me parecía igual de sexy cuando descruzaba y cruzaba sus piernas de nuevo que si hubiera llevado un vestido corto.

-
Y dime, Luis. Que te trae por aquí?
-
Si, ayer me dejé un libro en la habitación de Laura.

Se levantó del sillón, dejando las gafas sobre el libro que estaba leyendo. Se acercó a mi sonriendo… Fuimos hasta la habitación, al entrar, se agachó para recoger una toalla que mi novia había dejado tirada en el suelo y yo pensé que mi vida terminaba en ese instante... Empezamos a buscar el libro sin éxito. Estaba mirando distraída sobre la mesa del ordenador, al darse la vuelta la cogi por la cintura y la besé con todo mi deseo. Si me iba a soltar un guantazo, al menos me llevaría el beso. No hubo guantazo y mi beso fue húmedamente correspondido. Nuestras respiraciones empezaron a agitarse, en algún momento mi camisa cayó al suelo y caímos sobre la cama. Ella quitó de debajo de su espalda aquel elefante de peluche que yo le había regalado a su hija las navidades pasadas.Deshice la pequeña coleta y su pelo alborotado cubrió parte de su cara. Cada gesto, cada mirada suya, su respiración, su cuerpo ya casi desnudo… Recorrimos nuestros cuerpos una y otra vez, hasta la extenuación. Nuestras bocas volaron de un lugar a otro sin cesar. Cada poro de mi piel era deseo…


Sonó el teléfono. Un mensaje de Laura. No había ido a la última clase, estaba llegando a su casa y desde allí me llamaría





martes, 3 de diciembre de 2013

ME PIDO ...


Queridos Reyes Magos…

Antes de nada, quiero deciros que tengo un golpe republicano; más que nada por si os enteráis por otro lado, y claro,entendería que os sentara mal.

No vayáis a pensar… estoy nerviosa, se amontonan los deseos y me resulta difícil empezar a pedir. Que momento, el de pedir! Voy a intentar concentrarme.



Lo primero de todo y más importante;pido seguir teniendo el amor de mi hijo. Su sonrisa, sus rabietas que no me falten, su fantástico sentido del humor, su necesidad de darme un beso cuando me ve triste, su entusiasmo por las cosas, su pelo rizado y su mirada noble y limpia.


Luego me gustaría que me trajerais un libro de ayuda de esos… para entender mejor a los hombres. Ya os estoy viendo la cara… Joder, esforzaros un poco que sois magos, lo malo es que también sois hombres. Pero seguro que algo encontrareis por ahí. Algo con pocas páginas, que vaya al grano, pin pan pun. Noooo, de sexo no. Cuando escribo quealgo conciso, breve, pin pan pun y hombres no siempre hay que referirse al sexo. ¿O si?


A mis amigos traedlos muchos ratos de colores, momentos de música en el alma y un sin fin de besos en el aire.


Os pido que la vida me siga llenando de recuerdos, os pido que mi corazón sienta la calma de los años, ser capaz de escuchar la luz y que las palabras me cieguen.


Queridos Magos, resumiendo. Os pido seguir teniendo intacta la capacidad de amar.



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