lunes, 9 de julio de 2018

QUE NO, QUE NO QUIERO JEQUES

Últimamente cada vez que publico una entrada en el blog tengo una visita de Emiratos Árabes Unidos. ¡Y a mi me tiemblan las piernas! Ayer me decía un listo ; ) que lo mismo era un jeque que se había prendado de mi. Pero ¿qué dices? ¡Mírale! ¡Y encima lo dice él! Jajaja.

Entonces me puse a imaginar a un señor de esos con vestido largo, pañelo en la cabeza y espeso bigote. Cuidado eso si, pero bigotazo. ¡Bufff! Todo el día con la súper visa de diamantes gastando. Que si joyas, que si pieles, que si chaneles y dolches gabanas... Ah, y algún cochecito de esos que hacen brun-brun. Y empecé a aburrirme porque además eso podría significar que sería de las favoritas del harén. ¡Ay señor! No quiero ni pensarlo, ya que todo tiene un precio. Pero claro, un día ya no sería la nueva y los diamantes de la visa se convertirían en oro, de 24 kilates claro, pero simple oro. Y entonces ¿qué haría yo en el harén? Si si, me libraría del bigote, pero...

Mira, que no. Total para que quiero chaneles sí luego ¡nadie me los va a comprar en Wallapop!
Prefiero una Mahou al champán más caro del mundo mundial, comprarme una blusa por 1€ en Humana, una perilla bien apañada a un bigote lustroso y no dudar que es mi mano la elegida porque es la mía y no porque sea la nueva. Me quedo con tus besos y con mi Hyundai azul. No cambio tu sonrisa por todos los dientes de oro del jeque. Me quedo en casa y el jeque que mire a ver, seguro que encuentra a otras candidatas que matarían por ser las elegidas. Yo siempre he sido más de unas buenas lentejas con arroz ; )

sábado, 7 de julio de 2018

CONFESADA QUEDO

Sin darme cuenta unas veces y consciente otras, me confieso permanentemente. Dios no dudará en el momento de pillarme, lo tendrá tan fácil que incluso le aburra ir detrás de mí y decida acechar a otras presas.

Aprendí hace mucho tiempo a no ocultarme aunque si a ser discreta. A decir lo que pienso, siempre con respeto. A mirar a lo ojos sin miedo, a tararear aquella melodía que me enconge el corazón. Aprendí a frecuentar recuerdos, a sentir sin límites. A no mirar atrás.

Ya son 52 estupendisimos años los que tengo y como leí en algún sitio, si me dicen cuelga tú, cuelgo. Vivo día a día con ilusión, con ganas, de la mano y no aferrada a nada. Dejo que me sorprendan e intento hacer lo mismo de vuelta. No me escondo, no busco, no invado ni controlo. O lo que es lo mismo, valentía, sosiego, respeto y confianza. Respiro hondo cuando lo necesito, lloro cuando toca, sonrío siempre y me equivoco a veces.

Soy buena, maja y mona. ¡Ah! Y nada modesta, si lo valgo lo valgo. Lamentablemente mi sexto sentido se equivoca poco, algún defecto tenía que tener...

Mis ojos no engañan y mis palabras ni enredan ni embaucan. Soy lo que soy, lo que ves, lo sientes al estar cerca de mi. Siempre en primera línea, dando antes de recibir si es preciso, apostando fuerte por vivir. Si me caigo me levanto, si me tiran me levanto de nuevo, si me sueltan me levanto otra vez.

Mis debilidades, que también las tengo, se las confesaré a Dios cuando me pille, ¡tampoco se lo voy a poner tan fácil!. Soy una guerrera con la lágrima fácil y mi arma es el querer. Confesada quedo. ¡Ahora vas y lo cascas! ; )

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