Dos meses ya, tiempo insuficiente para acostumbrarme a vivir sin él cerca. Hay días en los que me resulta muy complicado contener las lágrimas a cada instante. Cuando pienso en que “mi padre ha muerto”, no puedo frenar esa inmensa pena que siento.
Si, ya lo sé, poco a poco. Pero ese poco a veces se convierte en algo que pesa muchísimo y más cuando todavía no puedo hablar con él. Entonces me doy cuenta de todo el camino que resta hasta pasar el luto. Momento en el que ya lo habré aceptado y todo será más fácil, supongo.
Son tantas las cosas y los momentos que me llevan a él... Tanto compartido, peleado, discutido. Codo con codo, con cariño, con respeto, con amor.
Mañana mi padre habría cumplido 82 años, yo me tomaré un chato y brindaré “Melgosa, va por ti”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario