sábado, 29 de octubre de 2016

MIRANDO LAS NUBES PASAR

Supongo que el día tendrá que llegar, o quizá no, nunca lo haga. De cualquier modo permaneceré asomada a la ventana, mirando el sol y viendo pasar las nubes. Esas que me dicen que el tiempo corre no sin cierta irreverencia. Ese tiempo que en ocasiones me lleva y en otras me frena.

Sí, es cierto. A veces el precio que hay que pagar por ser diferente es demasiado alto. Nada sale gratis y eso desgasta no sólo la mente sino también el corazón. Esa fragilidad  presuntamente oculta, esa calma alterada a cada instante, ese no querer querer a pesar de ser una necesidad.

Deseo que llegue ese día en el que pueda dormir seis horas seguidas, en el que me despierte un beso, en el que la sonrisa ocupe el espacio vacío. Ese día en el que las preguntas se respondan solas, en el que no pensar si querer y hacerlo sin más. Quizá como muchos otros se lo lleven las nubes y el tiempo me frene en un instante dejándome parada en aquel sueño, siempre con olor a mar.

domingo, 23 de octubre de 2016

DETALLE DE DOMINGO

Me río. ¡Hay que ver las cosas que se me ocurren! Pensando sobre qué podía escribir hoy, me han pasado por la cabeza temas de lo más dispares. Y no he podido hacer otra cosa que reírme. ¡Pero que mente la mía! Podéis pensar bien o mal, eso ya va en gustos.

Los que habéis pensado bien, no os habéis equivocado, algo de sexo que hace mucho que no escribo ha sido una opción. Los que habéis pensado mal, habéis acertado también. Escribir sobre los sentimientos humanos ha sido otra posibilidad barajada. ¡¡Jajajajaja!! ¡¡Ayyy, que os pillado!!

Esto del bien y del mal da mucho juego. ¿A que sí? Pues no seré yo la que hable de este tema hoy. Además creo que hasta me aburre. Más inventos de no sé exactamente quién para no dejarnos en paz. ¿Cuándo sabemos de verdad que algo está bien o mal? ¿Quién determina los límites? ¿Tú o yo? Qué no, paso. Hoy no hace día de eso.

Amanece el día lluvioso, gris, aunque no frío. Un domingo absolutamente otoñal que invita a pasear por las calles semi vacías. Que huele a café recién hecho, a libro, sofá y manta.

En este punto y aparte han pasado varios minutos, pienso si inventarme una historia cuya protagonista sea la manta o dejar que mi mente me traiga alguna palabra y tirar de ese hilo. Es extraño, estoy indecisa. Algo poco habitual en mí y es que lo de tomar decisiones no me suele costar mucho aunque en ocasiones tarde en hacerlo.

     Mándame una foto de tus pies, me dijo.

¡Vaya cosas que piden a veces los hombres! Me la tuve que hacer en ese momento, menos mal que como siempre los tenía arregladitos.

     Me encantan, serán mi postre. Contestó.

Me llamó la atención ya que no era la primera ni la segunda ni la tercera vez que un hombre me decía que tenía los pies bonitos. ¡Qué cosas! Nunca me han gustado, tengo los dedos largos, el segundo más que el gordito incluso. Cuando era más joven tenía dificultad para encontrar zapatos de mi número, por lo que en ocasiones eran algo más pequeños y eso me llevó a no tenerlos uniformes. Sin embargo, él los quería de postre...

Esto me lleva a pensar que en realidad lo que importan son los detalles. Si mis pies fueran perfectos pero no estuvieran cuidados y con las uñas coquetamente pintadas siempre, nadie querría comérselos. Si no fuera conjuntada de arriba a abajo, no daría sensación de calidez y no sería resultona.

Los detalles, esos a los que personalmente doy tanta importancia, esos que me han llevado a estar por aquí más de dos años ya y que han llenado todo este espacio virtual. 

Detalle es una palabra bonita. Ese instante, ese momento que a veces pasa tan deprisa que no somos capaces de apresarlo. Un detalle es una mirada, un beso en la mejilla, una canción, una palabra, una caricia, un abrazo, tiempo, una sonrisa, una llamada, un recuerdo evocador. Es tocar tu pelo, cogerte de la mano, hacerte reír, dejar que llores y estar a tu lado. Un detalle es un amigo, ganas de vivir, un paseo, la lluvia en un domingo otoñal, el sol, el olor a vida.

Pocos cosas hay tan bellas como un regalo y más si es un detalle como yo lo entiendo.

miércoles, 19 de octubre de 2016

¿HOY ES 19?

¿Os habéis fijado en que nos pasamos la vida luchando? Desde que nos engendran ya estamos dándole. Lo que pasa es que como las luchas van cambiando no nos damos cuenta. ¡Joé que agotamiento! ¿Será que en el fondo no servimos para otra cosa? A mí me hace gracia cuando alguien dice que soy una luchadora. Mira tú, como todos. Lo que sí cambian son los motivos del porqué.

Acabo de ver algo por lo que merece la pena seguir luchando, mira tú. Hoy es de esas mañana qué muy de vez en cuando me permito por un motivo u otro ir despacio y ver mientras miro. Estoy sentada en un acoger sofá de un sitio cercano a mi casa, donde la decoración es bonita y la música está muy bien; cosa nada fácil. He desayunado y me tomo el segundo café mientras espero que amaine la lluvia no prevista. El sofá marrón en el que estoy sentada está a la entrada, lo que me permite sentir la temperatura de la calle a través de las dos grandes puertas abiertas. Oigo la lluvia, cuando el paso de los coches se interrumpe.
El camararero es un tipo agradable, también de ver. Aunque habla un poco alto para el ambiente del lugar. Ha venido ya dos veces y me doy cuenta de que ya no sé actuar sin ligar.

Y todo esto por lo que había visto hace ya un rato. Pues sí. Una señora entró en este sitio chulo, pidió un café para llevar con varios sobrecitos de azúcar y al salir se lo dió a un hermano, que diría mi hijo, que estaba en la puerta. Un chaval africano bien abrigado y con gesto sonriente que agradeció ese café en parte como premio a su lucha. ¿La mía? Entre otras, que mi hijo nunca deje de llamarle hermano.

viernes, 7 de octubre de 2016

PISANDO CHARCOS

Siempre me ha molao eso de pisar los charcos. Recuerdo a mi madre decir: "Ana, hija! Mira cómo te has puesto los leotardos". ¡Ostras, yo llevaba esas cosas! De color corinto, me acuerdo. Pero que estilosa he sido siempre, !hasta de pequeña!

Y crecí y llegué al instituto y me compré unos botines de agua azul eléctrico. Eran la caña de rompedores y a mí me ponían. Salía al patio cuando estaba lloviendo solo para meterme en los charcos. El conserje me gritaba: "Pero chica, te vas a empapar, entra ahora mismo". Me reía y le gritaba: "Espera". Ya entonces mojarme poco me debía de parecer insuficiente.

Los años siguieron pasando y yo continuaba en mi empeño. Pocos paragüas tuvo mi hijo. El chubasquero y a la calle. A mirar hacia arriba, cerrar los ojos, abrir la boca y empaparnos los pantalones pisando charcos. Y reírnos, reírnos mucho.

Sí, ya sé que lo tenéis claro. A mis estupendos 50, no he cambiado . Mantengo aquellas ganas de no pensar en las consecuencias cuando me lanzo al charco. No me apetece nada reprimirme. Asumo lo que pueda pasar si me empapo los zapatos. Mantengo las ganas de reírme en ese instante. De pasar del mundo y sentirme diferente, porqué me gusta ser como soy a pesar de todo.

Pero hay algo importante. Yo eligo mi charco, salto a la altura que me apetece, bailo cuando escucho la música y me alejo cuando yo quiero. Si a alguien le apetece, lo comparto, pero si decides irte, hazlo. No seré yo la que le diga a nadie que se marche. Tú has venido a él y tú debes irte cuando consideres. Porque mi charco está abierto, no hay cercas, no hay obligaciones. Quien decida quedarse es para pisarlo, sin importar cómo queden los pantalones ni los zapatos. Y sobre todo para reírnos, reírnos mucho. Porqué soy así, diferente y siempre me ha molao eso de pisar los charcos.

sábado, 1 de octubre de 2016

LO QUE IMPORTA SON MIS UÑAS

Hoy me he despertado animada y animosa, que rima con Melgosa y tiene su aquel! Y eso que sigo con la persiana sin arreglar, que desastre. Así me pasa, no entra el sol y no estoy iluminada. Hoy lo hago, hoy la arreglo, aunque termine volando por la ventana. Porque no sé si lo he confesado alguna vez, pero soy torpe con las manualidades desde que nací. Un botón lo coso si al menos tiene dos agujeritos, si no estoy perdida. No se puede ser perfecto, tengo unas manos de anuncio, pero algo torpes.

Pues sí, animada hasta que me he puesto a comprar los libros digitales de mi hijo y he visto lo que tengo que pagar. Menos mal que el animosa me ha hecho suspirar y darle a realizar compra con este dejarme llevar que me ocupa la vida últimamente.

Oiga, ¿qué no sale nada como a una de gustaría? Pues que le vamos hacer. ¿Qué lo que tenía que haber durado unos meses, lleva ya unos años? Pues que le vamos hacer. ¿Qué seguimos tropezando? Pues que le vamos hacer. Eso sí, las uñas de los pies las tengo perfectamente pintadas del mismo color que las de las manos. Me queda fenomenal el corte de pelo que llevo. Me he acostumbrado a llevar tacones y ya no me tambaleo. Monisima la blusa que me compré el jueves. El rímel que utilizo me hace unas pestañazas expectaculares. Me compro bolsos de marca por 1€ en tiendas de segunda mano. Hola, me llamo Ana y soy súper feliz.

En fin, ¿hay algo más importante en la vida? Que vaaaa. Total... Voy a por mi segundo te, a leer un poco, a pensar un rato, a ver si me ha tocado el euromillón, a terminar mi libro, a suspirar por todo aquello que pudo ser y no fué, a sonreír y continuar triunfando con mis uñas tan bonitas y tan bien pintadas.


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