lunes, 31 de marzo de 2014

UN LUNES CUALQUIERA, COMO HOY

         Miro por la ventana
         y sólo me gustaría
         encontrarme con tu mirada.


Hoy ha sido un día de buscar soledad. Un lunes cualquiera convertido en un día especial. Un día compartido con la nostalgia, la melancolía y el abismo en algunos momentos. Uno de esos en los que los ojos se humedecen a cada paso, con cada recuerdo, con cada palabra no dicha. Un día de preguntas sin respuesta.

Dicen que la soledad cuando la eliges es buena compañera, no estoy del todo convencida de ello, ya que a veces la elección es más obligación que deseo. En realidad es un cara a cara contigo misma, ese momento de silencio a tu alrededor y en el que te pides cuentas de las cosas. Son sonrisas ahogadas en lágrimas y movimientos inconscientes de cabeza de un lado a otro mientras te muerdes el labio inferior y te preguntas porqué.

Y poco a poco, según va pasando el día y no sabes cuanto tiempo llevas caminando, te vas dando cuenta que se te ha empapado el pelo sin sentir mientras estabas mirando hacía el suelo o levantado la cabeza para poder soltar ese suspiro, largo, que te permita seguir respirando.

Hoy ha sido un día de buscar soledad. Un día de esos en los que necesitas decirte a ti misma que todo va a cambiar, que todo va a pasar, que llegará el momento de poder respirar sin suspiros. Un día de autoafirmación, de saber que si querer no es poder, al menos si son ganas de hacerlo.

Y es en este momento en el que mis ojos se humdecen de nuevo, y me vienen a la cabeza tantas cosas que debería de haber hecho y no hice. Tantas otras que hice sin tenerlas que haber hecho. Y el convencimiento de que todas me han servido, sirven y serviran para algo. ¿Qué me queda si no? Pero es que además así lo creo.

Nunca he creído en las casualidades, para mi no existen. Eso me ayuda a aceptar, a intentar entender, a aprender día a día. Sobre todo en días como los de hoy que son de buscar soledad.

viernes, 28 de marzo de 2014

ROSAS Y GRISES (Fantasías Sexuales -11)


Tengo que decírselo, tengo que invitarla a un café… Un día tras otro, al verla bajar las escaleras cada tarde, se hacía el firme propósito de abordarla.

Hace seis meses que aquella sugerente mujer se mudó a vivir en frente de él. Seis meses en los que él no ha faltado ni una sola tarde a su cita de las ocho; cuando ella llega de trabajar y baja de aquella manera tan sensual cada uno de los escalones que le llevan al portal de su casa, justo frente a la terraza del café donde él está una hora antes para poder asegurar sentarse en esa mesa; la de la esquina, la soleada, esa desde donde puede verla en el momento en el que ella se acerca al primer escalón.

Le gustan especialmente las tardes donde el viento mueve suavemente la falda de grises y rosas; esa de viscosa, no muy larga. La que deja entrever el interior de sus muslos a cada paso. Esa que ella combina con los tacones del mismo tono grisáceo de la falda, con ese suéter rosa ajustado a su pecho que también marcasus redondeces y largos pendientes de plata. Los pañuelos y los bolsos; cada díadiferentes. Esperarla cada tarde es una apuesta constante por el que llevará hoy.Excepto los viernes, siempre enfundada en esos vaqueros casual que tan bien combina con esas camisetas de diferentes colores. Y sus tacones, da igual zapatos, botas o botines. Siempre tacones.

La mira de arriba abajo, de abajo a arriba, y nunca le encuentra un defecto. Ella siempre elegante, sexy y seguro que huele bien, piensa cuando la ve. Su melena, morena, tan bien peinada. Ese contoneo, el sonido de sus pulseras al sacar las llaves de su bolso. Verla como lleva su pelo detrás de la oreja antes de introducir la llave en la cerradura del portal. Su cuerpo empujando la puerta pesada mientras esta se abre, ese momento en el que su cadera va hacia un lado y él siente como su corazón se acelera y como poco a poco va encogiendo la tela de la entrepierna de su pantalón. La tengo que invitar a un café, tengo que hacerlo.

Y como cada tarde desde hace seis meses, regresa a su casa a paso rápido y tímido, con el pudor del que se sabe excitado y está en el convencimiento de que si se encuentra con alguien, se lo va a notar.

Tumbado en el sofá de su casa, con una cerveza en la mano y en la otra el mando de la televisión, escucha sin oír lo que el presentador del programa está diciendo. En su cabeza solo hay espacio para ese pelo, para esos pechos, para esas caderas y esos muslos; en sus oídos, el toc, toc, de esos tacones. Da un sorbo de cerveza, está fría, muy fría. Acomodándose en el asiento, se la imagina al lado, sonriéndole, humedeciendo sus labios mientras cruza las piernas bajo los rosas y grises… Acercando la boca a su cuello, aspira el olor que ella desprende; sabía que olería bien. La mano se dirige a esas piernas entreabiertas y sin freno comienza a subir lentamente, sin prisa pero sin pausa… La besa y ella gime, se retuerce levemente mientras el suéter rosa comienza a desaparecer detrás de esa melena morena. Y del cuello va bajando con ya una excitación imparable; un pecho, luego el otro. Continua bajando por el ombligo hasta que su boca se funde con su mano en ese punto donde todo arde. Siente como ella está ya encima de él, como poco a poco entra en ella hasta final del camino. El placer es ya ilimitado, la penetra con un deseo incontrolado. Mientras ella jadea sin cesar pidiendo más.

De pronto, un estruendo le despierta, la televisión encendida, las tres menos diez de la madrugada, la cerveza sobre la mesa y ya caliente. Sus pantalones en el suelo y sobre el sofá los restos de la contienda… Mañana a las ocho de la tarde volverá a esa mesa, la de la esquina, la soleada y lo hará. La invitará a un café.

viernes, 21 de marzo de 2014

HOY ES PARA TI ...


Hoy cumples 10 años, ya una década! Pasa el tiempo rápido, y de ello nos damos cuenta cuando de vez en cuando nos sentamos los dos en el sofá a ver las fotos de cuando eras pequeño. Nos reímos mucho y también nos emocionamos con la ternura de muchas de ellas.

Esperaste a la hora de la caña para salir, las 14:15 fue la hora que elegiste para tu primer llanto. Todavía recuerdo ese momento en que como es normal, las lágrimas llegaron a mis ojos y la sonrisa iluminó mi cara. En seguida me dijeron que eras guapo! Algo que no han dejado de hacer hasta hoy… Sonrío. Te enseñé a contestar esas palabras, y tú siempre lo hacías… “Me parezco a mi madre”; yo te guiñaba el ojo y después nos partíamos de risa…

Cómo lloraste la primera noche capullo, tuvieron que llevarte al nido porque no parabas. Y así estuviste los dos primeros meses en los que muchas noches me quedaba dormida contigo en brazos, agotada y rendida. Y es que ser madre se antojaba cansado…

Recuerdo lo bien que te portabas cuando te ponían las vacunas, nunca lloraste, nunca un grito, quien dijo miedo! No pasaba nada, tu madre estaba contigo. También recuerdo tu primer análisis, en el cuello, porque eras demasiado pequeño. Estabas dormido, te despertaste en la camilla rodeado de gente extraña. Me miraste, te acaricié, te dije “tranquilo”, y saliste con dos gominolas más que merecidas.

La biopsia en tu pierna, la consulta que me encogía el corazón del oncohematólogo, la cirugía cultural y de tradición con dos años; que dolor tenías y como aguantabas. Pocas malas noches me has dado por estar enfermo, poco has llorado, pocas ojeras he tenido por pasar noches en vela.

Y esta mañana te he mirado con todo el amor que cabe en mí, como lo hago todos los días. Hoy estabas más guapo que nunca, y no solo era porque te parezcas a tu madre, sino por que tú lo eres y no solo por fuera. Cuando hace hoy diez años me saliste de dentro, me prometí a mi misma que trabajaría duro sobre todo para que fueras una buena persona. Y la verdad, es que no me está costando mucho, tengo una excelente materia prima con la que trabajar.

Y seguiremos creciendo Joël, seguiremos caminando juntos todo lo que la vida nos regale. En tus partidos de fútbol, en tus estudios, en tus enfados, en nuestras risas, en tus confesiones, en nuestras reflexiones… Ahí estaré, a tu lado a veces, otras detrás, dándote espacio para crear, para equivocarte, para vencer… Seguiremos compartiendo esos silencios acompañados de mis caricias. “ Mamá, cuando me haces cosquillitas a veces tengo ganas de vomitar un arco iris”.

Sabes que te quiero el cielo y las estrellas y más, como me dices tú a mi.



miércoles, 19 de marzo de 2014

POEMA 4


POEMA 4


Sobran silencios en mis labios en el instante que los tuyos se acercan
Faltan palabras en mis ojos cuando tu mano roza mi espalda

Derroche de pasión desatada en todo mi cuerpo
Acopio de caricias pendientes tanto tiempo para ser regaladas

Mi boca en tu boca, mi alma junta a la tuya
Una cascada de sensaciones anheladas

Tu voz suena suavemente en mi oído
Notas regaladas, música para mi corazón aterido

Tu cuerpo en el mío, el mío en el aire
Danza etérea de placer sin límite

Y vamos alejándonos del tiempo y del espacio
Confundiendo luz y oscuridad
Jugando con el calor y el frío

Cierro los ojos, sello mi boca, el corazón en mi cabeza
Y en el corazón, tú.




martes, 11 de marzo de 2014

SUEÑOS INTERRUMPIDOS

Hace tiempo que no escribo y no sabía muy bien sobre que hacerlo hasta hace unos minutos, cuando he recibido un mensaje con un video. El shock que le ha producido al remitente me lo ha producido a mi también y sabéis por que? Por que la protagonista era la fragilidad, la ternura, una sonrisa rota, un sueño interrumpido, una vida marcada, un querer y no poder, una lucha contra un ahogo que no cesa.

¿Importa donde? En este momento a mi no, por que son tantos sitios, tantos momentos, tantos hogares y tantos niños...

Alguna vez he dicho que no hace falta parir o concebir para sentirse madre o padre, y lo mantengo. Pero he de reconocer que cuando ves cosas así, giras la cabeza hacia el sofá y ves a tu hijo ahí sentado hay algo que hace crack dentro.

Hablamos, escribimos tanto sobre situaciones terribles, sobre injusticias, sobre las cosas tremendas que ocurren, que muchas veces se nos olvida sentirlas. Y solo haciéndolo podemos acercarnos a penas a ese dolor. A la impotencia de esos padres y a tantas preguntas que seguro se hacen esos niños y que nadie es capaz de dar una respuesta. Que le respondes a un niño que no entiende por que de pronto en su vida ya no hay luz y todo se convierte en sombras. Como le dices que no puede ir al colegio por que ya no existe ... Como hacer que entienda que esta noche no va a cenar por que no hay comida y donde antes estaba la tienda donde comprabas la leche, ahora solo hay un edificio lleno de agujeros.

¿Sabéis una cosa? Solo por hijo yo daría mi vida, sin pensar, sin vacilar un instante. Y ahora pienso que sentirán esos padres que no pueden ni hacer eso por que su vida está vendida a una bala, a una bomba, a un estar en sitio equivocado en el momento erróneo.

Hablamos siempre y mucho de las ostias de realidad, pero nos hemos especializado en esquivarlas. Un minuto después ya solo vemos lo que tenemos delante de nuestras narices. Reconoced que es así. Hemos dejado que nos valgan los golpes de pecho del instante. Que nos valgan los gestos compungidos, tenemos bastante con hacer algún comentario condescendiente y muy sentido, eso si.

Soy consciente de que las soluciones no pasan por nuestras manos lamentablemente, pero queridos, si somos responsables de no sentir de verdad. Y no lo hacemos, y debemos de hacerlo. Sí somos responsables de no educar a nuestros hijos, de ocultarles las escenas que consideramos desagradables, de no hablar con ellos de lo que pasa ahí afuera.

Ellos, son el futuro, y en ese futuro si podemos participar y aportar. A nuestros niños, esos que van todos los días al cole, juegan con sus amigos, celebran sus cumpleaños soplando velas, cenan todas las noches y duermen en el silencio de la noche, tenemos que enseñarles que hay otros niños que no pueden hacer nada de eso. Y que sepan que muchos si podían hacerlo antes y que entiendan por que ahora no. No protegemos a nuestros hijos ocultándoles las desgracias, de esta manera impedimos crear un mundo comprensivo y solidario. Les estamos enseñando a no SENTIR.

No quisiera dejaros con una sensación frustrada, con un remordimiento encogido, con un sentimiento de culpa. Me gustaría que os quedarais en este momento con una lágrima y una sonrisa.

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