sábado, 28 de febrero de 2015

POEMA 5

Las encontré en el mar ...
Aquellas palabras que se llevó el viento

Las buscaré en el cielo ...
Tus sonrisas de ternura

Se convertirán en flores ...
Aquellos besos que no dimos

Y con el viento ...
Tus abrazos serán caricias

viernes, 20 de febrero de 2015

PASÓ EL TIEMPO DE ...

Y de repente te das cuenta de que hay cosas que ya no tendrán su momento. Te paras un instante y compruebas que ya no podrás hacerlas, que pasó su tiempo. Y aunque intentes consolarte con eso de ¡Nunca se sabe¡, lo sabes, sabes que ya no serán.

36 años tiene esa mujer que me acaba de decir con una amplia sonrisa en sus labios que le han pedido matrimonio, enseñándome el anillo que luce en su dedo. Con esa ilusión que tanto mealegra, con esas ganas que tantos recuerdos me traen de otros tiempos. Compartes con ella esos momentos en los que recibía flores, mensajes cifrados de un viaje sorpresa, primeros pasos hace ya algún año de lo que ahora es un sueño cumplido.

Rebobino por un momento, pienso en esos sueños míos que nunca se cumplieron y no lo harán ya. El casarme nunca ha sido uno de ellos, pero si el que alguien quisiera haberlo hecho. He tenido un hijo, he plantado un árbol y estoy terminando de escribir un libro. ¿Quién nos engañó diciendo que con esto la vida sería plena? Y me pregunto si la insatisfacción es algo genético o es esa acumulación de sueños sin cumplir.

Paro de escribir y pienso, dejo que mi memoria me regale imágenes, inquietudes pasadas, anhelos ahogados. Y no siento desasosiego, sino paz. Y es que, me queda tanto por hacer Al fin y al cabo, me pregunto si quizá aquellos sueños no eran los míos. Si es tan necesario cumplirlos. Si el secreto del equilibrio es dejar que la vida te regale sin pedirla. Si en realidad todo es fruto de un querer y no saber.

Aquellos se fueron, pasaron discretamente por mi día a día, pero nunca me he quedado sin ninguno. Sigo teniendo sueños y a lo mejor estos si los son, los míos. O no. ¿Importa realmente?

lunes, 9 de febrero de 2015

Y FUÉ SIN QUERER

Un día te levantas temprano y en el silencio de una ciudad que no ha despertado aún, te das cuenta de que estás cansado de vivir en pretérito. De que los recuerdos deben de acompañar, pero no ser protagonistas de tu día a día. De que esa mirada perdida al caminar puede dibujar en tu cara una sonrisa y no solo destilar nostalgia.

Te apetece escuchar aquella canción que te transporta a momentos felices y plenos en los que casi todo era fácil o así lo creías. Y lo haces, la escuchas una y otra vez hasta que te das cuenta de que hay más. Más historias que quieren ser contadas, vividas, cantadas. Más historias esperando ansiosas tu atención. Y comienzas poco a poco, sin prisa, con calma; comienzas a vivir presente. Te miras al espejo y a penas te peinas, alborotas tus rizos y con la cabeza ligeramente inclinada te miras a los ojos. Me queda bien el pelo así; estoy guapa, piensas, mientras dibujas en tus labios una sonrisa de color, de ese color de presente.

Me viene ahora a la memoria la imagen de una persona que conocí hace un tiempo. Un hombre al que ese pretérito le impedía sentir presente, ya que sabía que ese era el camino hacia el futuro. Ese que nos asusta como a los niños el coco. ¡Que viene el coco! les dicen cuando hacen algo mal o no obedecen. Nosotros nos decimos, que viene el futuro, cuando estamos asustados e inseguros. Y ese es un grave error, porque el futuro llegará, pero el presente se marcha a cada instante y no regresa y se convierte en pretérito sin darnos cuenta.

Las calles ya se han vestido de formas, colores y olores; sonidos de tacones, voces y bostezos. Sueños, pesadillas, ilusiones y alguna decepción. Un ir y venir de sentimientos, intensidad y vida. Y yo, que me levanté temprano, cansada de vivir de pretérito, abro la ventana de mi habitación y saludo a mi presente, mientras el aroma del café me guiña un ojo, el agua de la ducha acaricia mi cuerpo, mi ropa recién planchada me acoge en sus pliegues y esa canción me lleva en volandas hacia los brazos de la vida. Y ...


... fue sin querer.
Es caprichoso el azar.

lunes, 2 de febrero de 2015

TANTAS PREGUNTAS SIN RESPUESTA.


Como cada día desde hace meses, hoy también me he propuesto olvidarte. Hoy también he llorado pensando que te quiero y que eso no me lleva a nada más que a seguir sufriendo por un sueño, por una ilusión que no consigo amarrar, como él me decía.

Como cada día desde hace meses, hoy también he escuchado esa canción que se convierte en ti cuando la oigo, he leído una vez más tus mensajes y he mirado tu foto entre sonrisas pensando por qué.

Como cada día me he preguntado por qué no lo logro, por qué no consigo olvidarte, por qué no pongo de una vez para siempre ese punto y final a esta historia. He vuelto a pasar por mi cabeza la película de nuestro último encuentro, del primero y de los del medio. He vuelto a pensar en ti, con la seguridad de que tú no lo haces en mí.

Como cada día desde hace meses, hoy también te he querido, de esa manera que tú me has enseñado, que me regalas cuando estamos juntos y que tanto daño me hace cuando estamos separados.

Como cada día... hoy también te echo de menos.

Y tan sólo me pregunto en este atardecer de otoño, si las cosas son difíciles a veces por qué nosotros las hacemos así o son ellas las que tienen esos caprichos tontos.

Tan solo me pregunto en este instante en el que el día va tornándose oscuro, por qué siento tanto y de manera tan intensa la vida. Por qué me ha tocado a mí llorar y sonreír tantas veces al mismo tiempo.

Tan solo me pregunto bajo este cielo todavía azul si seré capaz de amar de nuevo, si tú podrás hacerlo al fin, si sentiré algún día ese escalofrío que recorre el alma cuando sabes que eres tú y nadie más.

Tan solo me pregunto en estos seis minutos de música que tanto placer me traen si alguna vez llegará el momento de perderme en tus ojos, entre tus manos, dentro de tu corazón, y no regresar jamás.

                                                                                                    Noviembre 2014

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