domingo, 18 de febrero de 2018

DECISIÓN

¿De qué se puede escribir después de haberlo hecho sobre la soledad? Se me ocurren varias opciones: sobre el amor, la amistad, la familia, la pasión, la decepción, el desengaño, el hastío.. ¡Uy! Me estoy viniendo abajo y hoy hace un día despejado y bonito, no puede ser. Pues no voy hacerlo sobre nada de eso, mira tú por dónde. El cursor parpadea esperando a que me decida. Miro mis pies apoyados sobre el brazo del sofá y pienso. Puedo hacerlo sobre mi, sobre otros o sobre alguien. Puedo inventarme una historia y que al final tenga más de realidad que de ficción. Puedo dejarme llevar o por el contrario estructurar en mi cabeza una fórmula matemática que quizá me lleve al mismo sitio, o quizá no.
He leído antes una entrada que publiqué hace hoy un año sobre el enamoramiento y me he quedado pensando. Hace un par de semanas me hicieron la misma pregunta que entonces. ¿Te has enamorado muchas veces? ¡Qué manía! Qué afán tiene la gente a veces por saber cosas como esas. A mi nunca se me ocurriría preguntarle eso a alguien. Seré rara, más de lo que creo. No lo sé, respondí de nuevo. Y mi respuesta volvió a sorprender a mi interlocutor. Muchas, pocas, nunca, siempre, todo, nada... ¡Qué pereza, oiga! ¡Qué afán por tener que ser todos iguales! ¡Qué no! Voy a seguir sin contestar a preguntas absurdas. Continuar diciendo lo que piense a pesar de todo. No dejaré de ser yo misma por complacer al otro. Quien quiera sonreír a mi lado que lo haga y el que no, que pulse el botón y se baje en la próxima parada. En cuanto mejore el tiempo me voy a ir a andar todas las tardes. Voy a ir a clases de canto. Por cierto, el viernes por la noche y de casualidad me topé con un sitio precioso, Frida se llama. Si, decididamente tengo que ir. Si hay algo que me gusta es eso. La decisión.





domingo, 11 de febrero de 2018

SOLEDAD

Soledad la llaman, mientras ella se empeña en sonreír. Le dan la espalda y ella grita. Miradas de soslayo y violencia que nunca termina de comprender. Soledad le dicen, al tiempo que huyen despavoridos. Incredulidad y pena siente mientras corre sin descanso. Se pregunta el motivo de aquella huida. Ella quiere querer a aquel que está solo. Soledad grita: “no huyas de mi” y siente frío.

No sé el motivo por el cual en estos días he leído y oído hablar de la soledad más de lo normal. De la elegida y de la impuesta, de la que produce placer y de la que es causa de angustia. De esa soledad que tanto asusta y de la que todos huimos. ¿Acaso no lo estamos? ¿Solos? Y aunque lo neguemos y sigamos huyendo de ella, siempre está ahí. Cierto es que en mi caso he aprendido a sentirla como algo positivo y no como algo hostil. En ocasiones me produce placer ese silencio que la acompaña, el mismo que se convierte en grito dentro de mi. Y es que quizá, solo quizá no sea ella la que nos asusta sino la consecuencia que acarrea escucharnos a nosotros mismos cuando ella nos acompaña. Cierto es por otra parte que sentirse solo no es lo mismo que estarlo, será eso lo que marca la diferencia. Pero, ¿qué es lo mejor? ¿O lo menos malo? La respuesta os la dejo a vosotros, la dejo a vuestro silencio y a vuestros gritos. Por mi parte continuaré sintiendo ese placer que me produce escuchar lo que siento a veces en forma de silencio.





LO MÁS LEÍDO