sábado, 7 de julio de 2018

CONFESADA QUEDO

Sin darme cuenta unas veces y consciente otras, me confieso permanentemente. Dios no dudará en el momento de pillarme, lo tendrá tan fácil que incluso le aburra ir detrás de mí y decida acechar a otras presas.

Aprendí hace mucho tiempo a no ocultarme aunque si a ser discreta. A decir lo que pienso, siempre con respeto. A mirar a lo ojos sin miedo, a tararear aquella melodía que me enconge el corazón. Aprendí a frecuentar recuerdos, a sentir sin límites. A no mirar atrás.

Ya son 52 estupendisimos años los que tengo y como leí en algún sitio, si me dicen cuelga tú, cuelgo. Vivo día a día con ilusión, con ganas, de la mano y no aferrada a nada. Dejo que me sorprendan e intento hacer lo mismo de vuelta. No me escondo, no busco, no invado ni controlo. O lo que es lo mismo, valentía, sosiego, respeto y confianza. Respiro hondo cuando lo necesito, lloro cuando toca, sonrío siempre y me equivoco a veces.

Soy buena, maja y mona. ¡Ah! Y nada modesta, si lo valgo lo valgo. Lamentablemente mi sexto sentido se equivoca poco, algún defecto tenía que tener...

Mis ojos no engañan y mis palabras ni enredan ni embaucan. Soy lo que soy, lo que ves, lo sientes al estar cerca de mi. Siempre en primera línea, dando antes de recibir si es preciso, apostando fuerte por vivir. Si me caigo me levanto, si me tiran me levanto de nuevo, si me sueltan me levanto otra vez.

Mis debilidades, que también las tengo, se las confesaré a Dios cuando me pille, ¡tampoco se lo voy a poner tan fácil!. Soy una guerrera con la lágrima fácil y mi arma es el querer. Confesada quedo. ¡Ahora vas y lo cascas! ; )

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LO MÁS LEÍDO