martes, 11 de marzo de 2014

SUEÑOS INTERRUMPIDOS

Hace tiempo que no escribo y no sabía muy bien sobre que hacerlo hasta hace unos minutos, cuando he recibido un mensaje con un video. El shock que le ha producido al remitente me lo ha producido a mi también y sabéis por que? Por que la protagonista era la fragilidad, la ternura, una sonrisa rota, un sueño interrumpido, una vida marcada, un querer y no poder, una lucha contra un ahogo que no cesa.

¿Importa donde? En este momento a mi no, por que son tantos sitios, tantos momentos, tantos hogares y tantos niños...

Alguna vez he dicho que no hace falta parir o concebir para sentirse madre o padre, y lo mantengo. Pero he de reconocer que cuando ves cosas así, giras la cabeza hacia el sofá y ves a tu hijo ahí sentado hay algo que hace crack dentro.

Hablamos, escribimos tanto sobre situaciones terribles, sobre injusticias, sobre las cosas tremendas que ocurren, que muchas veces se nos olvida sentirlas. Y solo haciéndolo podemos acercarnos a penas a ese dolor. A la impotencia de esos padres y a tantas preguntas que seguro se hacen esos niños y que nadie es capaz de dar una respuesta. Que le respondes a un niño que no entiende por que de pronto en su vida ya no hay luz y todo se convierte en sombras. Como le dices que no puede ir al colegio por que ya no existe ... Como hacer que entienda que esta noche no va a cenar por que no hay comida y donde antes estaba la tienda donde comprabas la leche, ahora solo hay un edificio lleno de agujeros.

¿Sabéis una cosa? Solo por hijo yo daría mi vida, sin pensar, sin vacilar un instante. Y ahora pienso que sentirán esos padres que no pueden ni hacer eso por que su vida está vendida a una bala, a una bomba, a un estar en sitio equivocado en el momento erróneo.

Hablamos siempre y mucho de las ostias de realidad, pero nos hemos especializado en esquivarlas. Un minuto después ya solo vemos lo que tenemos delante de nuestras narices. Reconoced que es así. Hemos dejado que nos valgan los golpes de pecho del instante. Que nos valgan los gestos compungidos, tenemos bastante con hacer algún comentario condescendiente y muy sentido, eso si.

Soy consciente de que las soluciones no pasan por nuestras manos lamentablemente, pero queridos, si somos responsables de no sentir de verdad. Y no lo hacemos, y debemos de hacerlo. Sí somos responsables de no educar a nuestros hijos, de ocultarles las escenas que consideramos desagradables, de no hablar con ellos de lo que pasa ahí afuera.

Ellos, son el futuro, y en ese futuro si podemos participar y aportar. A nuestros niños, esos que van todos los días al cole, juegan con sus amigos, celebran sus cumpleaños soplando velas, cenan todas las noches y duermen en el silencio de la noche, tenemos que enseñarles que hay otros niños que no pueden hacer nada de eso. Y que sepan que muchos si podían hacerlo antes y que entiendan por que ahora no. No protegemos a nuestros hijos ocultándoles las desgracias, de esta manera impedimos crear un mundo comprensivo y solidario. Les estamos enseñando a no SENTIR.

No quisiera dejaros con una sensación frustrada, con un remordimiento encogido, con un sentimiento de culpa. Me gustaría que os quedarais en este momento con una lágrima y una sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LO MÁS LEÍDO