lunes, 23 de marzo de 2015

LITERALMENTE, DIFERENTE

Siempre he creído en aquel eslogan de los noventa "somos iguales, somos diferentes". Y he creído porque así me he sentido yo durante toda mi vida. Igual al resto del mundo pero diferente al mismo tiempo.

Cuando tienes un hijo, esto se multiplica hasta el infinito. Y si tu hijo es diferente, por el motivo que sea, te hace sentir diferente a ti al mismo tiempo.

Hace unos meses conocí a un chaval a través de su padre. Este me enviaba alguna  foto y en la pantalla de mi teléfono yo veía a un adolescente igual al resto. Pero no era así, él es diferente.

A. no es como el resto de sus amigos y compañeros. Tiene una memoria prodigiosa y le encantan las matemáticas; como a su padre. Pero A. no sabe como relacionarse con los chavales de su edad y en su interior sufre por ese querer y no saber como. Podría ahora mismo hacer una disertación sobre lo que le ocurre, pero no es lo que me interesa en este momento.

Entiendo mejor de lo que pensáis que siente una madre en mi caso, cuando al nacer le dicen que su hijo tiene una alteración genética. Es un jarro de agua fría, un calor grande en la cabeza y un montón de preguntas sin respuesta en ese momento. Entiendo de manera absoluta cuando al hacer a los padres diferentes análisis, el medico de tu hijo te hace saber que eres tú la portadora de esa alteración.

El mundo se te cae encima y te vienen a la cabeza  ... Ufff, miles de cosas, os lo aseguro. Miras a tu hijo y piensas si algún día podrá perdonarte. Pero el perdón llegará a través de tu corazón, porque no es él, sino tú quien debe de hacerlo.

No pude conocer a A. personalmente, pero siempre estará en mi corazón, porque él al igual que mi hijo y yo, es igual pero diferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LO MÁS LEÍDO