domingo, 22 de enero de 2017

YO Y MIS COSAS

Siempre he sido mucho de mirar y ver, de oír y escuchar, de observar y aprender. Será por eso que me lo paso tan bien cuando vengo a la peluquería de los chinos de mi barrio.

- ¿Qué te pasa en la rodilla? pregunta al chino una señora de unos 70 años al entrar.
- Si, rodilla. Contesta él mientras sonríe.
- ¿Te has caído? Insiste la mujer preocupada.
- No, caer no. No sé qué pasa, mucho dolor.
- Cómprate en la farmacia Voltaron Forte. Gel, es muy bueno.
- Si, gel. ¿Bueno? Vale, yo después farmacia comprar.
- Si quieres te lo escribo luego.

No me digáis que no es entrañable. Sobre todo por como ella grita. Que manía, ¡¡¡que son extranjeros no sordos!!! Al final el chino le ha dicho que su dolor era del frío. Él salir calle, poner pantalones. Me he quedado atenta, pero se ha puesto su delantal de trabajo para teñir a la mujer y no ha seguido. ¿Que tendrán sus pantalones?

Mientras, otra mujer se empeña en que la china que le está haciendo las manos entienda el doble significado de la palabra padrastro. Y la china le dice:
- Si, si. Padasto. Si, yo sé
La mujer después de insistir un par de veces y darse de cuenta del poco interés de esta, decide preguntarle al chino por su pierna ya que él sin duda da mucho más juego.

¡Qué mundo este! A estos sitios suelen venir señoras mayores; no quiero chistes. Ellas pagan mucho menos que en las peluquerías españolas, los chinos ganan dinero, ellas se enrollan a la hora de pagar contándoles cosas que los chinos no entienden pero sonríen y les dicen a todo que si mientras repiten una y otra vez "muy guapa tú. Muy bien". Y todos contentos.

Estos trueques de afectividad por dinero la verdad es que están bien. No hacen daño a nadie, son limpios y claros y Hacienda no se mete en nada. Ellos se dicen cosas en chino que ni dios entiende, pero como se ríen ... Y seguro que lo están haciendo de las señoras a las cuales no entienden ni papa. Pero que más da si todos quedan contentos.

Yo mientras estoy en un sin vivir porque hoy me está peinando el nuevo y me da que no me va a gustar.

No esperéis mucho más. Que ya he terminado. Que era un chascarrillo, por aquello de dosificar la intensidad! Me voy a Lavapies a tomar tercios con el tipo con el que mejor me saben. Disfruten ustedes el domingo que aunque haga un frío de cagar polos, como decía un colega mío. Hace sol y el día de hoy no vuelve. Besos y abrazos. Los primeros para ellos, por supuesto. Y los segundos también.

Ah! Y no dejéis de ir a una peluquería de chinos alguna vez, aunque suelan ir señoras de edad. ¡Que denostado está eso de aprender de nuestros mayores...!




domingo, 15 de enero de 2017

EN LA MEMORIA DE MI PIEL

Voy en el coche escuchando la radio y comienza a sonar la última canción de Roxana. Mi dedo va hacia el botón para cambiar de emisora y de pronto escucho el título "En la memoria de la piel". Me paro y pienso. Siento mi piel y es cierto, tiene memoria.

Entro en uno de esos momentos tan agradables a veces, de dejarme llevar, y mi piel comienza a recordar como se erizaba cuando él me miraba con aquellos ojos verdes diciendo tantas cosas. Recuerda el placer sentido con aquellos besos que dejaban casi rota mi boca. Recuerda aquellas manos grandes recorriendo todo mi cuerpo. Mi piel me susurra aquello que sintió en aquel primer beso mientras el sol miraba a través de los árboles. Siente de nuevo aquellos instantes de pasión sin freno. Me dice lo que mis ojos contaban cuando me miraba con tanto amor. Me cuenta todo lo bueno y bonito que ha sentido.

En la memoria de mi piel quedarán siempre aquellas noches robadas al miedo, aquellas canciones cantadas al viento, todos los besos robados y caricias furtivas. En su memoria habitarán palabras, gestos, guiños, besos, abrazos, lágrimas, pesares, preguntas, risas, amor. Todo aquello que me han ido regalando durante este tiempo. Todo lo sentido por mi. En mi piel hay restos de sudor, de saliva, de miradas y deseo. Hay huellas de manos apretando, de fluidos y destellos de vida.

Todo quedará ahí, en mi piel, como si el tiempo se hubiera parado y no hubieran pasado estos años. Recuerdos a los que poder acudir cuando mi alma los necesite. Porque será ella y no mi corazón quien lo haga. Momentos que me llenaran de gozo a veces y otras de lagrimas y sonrisas.

Y todo gracias a que mi piel, como la canción de Roxana, tiene memoria.

domingo, 8 de enero de 2017

POEMA 6

Mírame a los ojos y dime que has dejado de quererme.

Acaricia levemente mi mano y confiesa que ya no me deseas.

Siente mis labios en tu mejilla y piensa que no los quieres sentir en tu boca.

Oye mi voz y convencente de que dejarás de escuchar mis susurros.

Miénteme una y mil veces.

Y caminarás haciendo tuyo el sol de la mañana mientras aquella canción siempre te llevará a mi, a nosotros.

Dime que no verás mi sonrisa en de la otras.

Dime que no te despertarás pensado en mi.

Dime que todo ha terminado, que esto es el final, que ya no queda nada.

Miéntete una y mil veces.

sábado, 7 de enero de 2017

UN CIGARRO Y UN CAFÉ

Hace unos minutos estaba en plena lucha casi titánica por poder dar tres pasos seguidos en la calle Fuencarral. Conseguí llegar a Tribunal con aplomo. Ahora estoy sentada en una mesa tomándome un café aunque sea la hora de la caña. Es un sitio que tiene una especie de pre-entrada, por lo que yo veo a la gente pasar y pocos son los que se percatan de ello. Cuando llegué había dos mesas ocupadas. Una por dos mujeres con un montón de bolsas; haciendo un receso en sus compras. En la otra una familia, los padres y tres hijos. ¡Qué horror! He pensado, la mayor unos diez años, el menor un bebé. Y la madre como una sílfide. Hay que ver lo generosa que es la genética con algunas.

Se han ido todos y se ha sentado ahora un muchacho que como yo está fumándose tranquilamente un cigarro mientras trastea con su móvil y toma un café.

¡Qué gusto! ¡Qué tranquilidad! Y que divertido esto de ver y que no te vean. Me inquieta una señora con un abrigo mostaza a la que he visto bajar dos veces y subir ninguna. Pelo corto, morena, bolso cruzado  y algo más mayor que yo. O eso me ha parecido a mi. Estaré atenta y ya iré informando. Lo mismo es una policía secreta. Hay muchos por esta zona y más en estas fechas. Hasta yo podría ser una.

No sé muy bien porqué se llaman así, se les ve de lejos. Es lo que tienen los secretos, al final se hacen evidentes por aquello de querer ocultarlos con tanto afán.

¡Como me gusta la vida! Así, en general. Siendo capaz de vivirla con sus risas y sus dolores de cabeza. Por qué a mí que no me digan que hay personas que siempre están felices. ¡Vaya trola! Claro que cada uno es libre de elegir el color con el que pinta.

Sé que cuando escribo empiezo con algo vanal y voy cogiendo ritmo, enredando hasta que llega la subida y zas. Pero hoy creo que no va a ser así. Termino relajadamente tal y como he empezado. Mirando la gente pasar y menos inquieta ya que no ha vuelto a pasar la señora del abrigo mostaza. Estaría esperando a alguien. Hoy no es día de secretos.

jueves, 5 de enero de 2017

ESTO ES UN LÍO

"Cántame, me dijiste cántame. Y agarrada a tu cintura te canté, a la sombra de los pinos."

¡Qué miedo me está dando este despertar! 

Esto es como aquellas frases lapidarias que nos decía nuestra madre y que jamás podremos olvidar. Pero claro, mi madre tiene sus derechos sobre mi persona, pero que María del Monte tenga este poder sobre mi mente, me inquieta.

Es curioso cómo de pronto nos viene a la cabeza una canción, una frase, una situación vivida sin quererlo. No controlamos nuestra memoria, y con gesto agrio nos preguntamos eso de: "¿Y a santo de qué me estoy acordando yo de esto ahora?" Lo mejor de todo es que en la mayoría de las ocasiones no existe respuesta. Y eso a mí cada vez me gusta más. ¿No os lo creéis? A mí, que soy doña "todo tiene una explicación", pues sí queridos. 

Y es que las explicaciones sobran en ocasiones. Somos pesadísimos con esa manía de aclararlo siempre todo. ¿Hay tanta necesidad de hacerlo? La palabra, como muchas otras mola, pero como en tantas ocasiones el sentido que le damos a veces la hace fea. Frente a ella hay otra, confianza. Lo malo es no sentir esta última y necesitar así la primera. ¿Me he explicado, verdad? ¿O no?

Yo soy mucho de confiar por lo que preciso de pocas explicaciones. Y cuando dejo de hacerlo, la necesidad de ellas es cero. Eso es lo malo, cuando dejo de creer en las personas.

Y cuando hablo de creer no me refiero a pensar, opinar o saber. Sino a sentir.

Resumiendo, que se me está haciendo largo hasta a mí. No tengo ni idea el motivo por el cual me ha venido a la cabeza esa canción del cántame. No sé porqué tenemos la manía de explicarlo todo siempre. Si no confío, no siento y si no siento, no creo. Si no creo, me alejo y si me alejo... Y no sé porqué estoy diciendo todo esto si yo he venido aquí a hablar de mi libro.

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