jueves, 5 de enero de 2017

ESTO ES UN LÍO

"Cántame, me dijiste cántame. Y agarrada a tu cintura te canté, a la sombra de los pinos."

¡Qué miedo me está dando este despertar! 

Esto es como aquellas frases lapidarias que nos decía nuestra madre y que jamás podremos olvidar. Pero claro, mi madre tiene sus derechos sobre mi persona, pero que María del Monte tenga este poder sobre mi mente, me inquieta.

Es curioso cómo de pronto nos viene a la cabeza una canción, una frase, una situación vivida sin quererlo. No controlamos nuestra memoria, y con gesto agrio nos preguntamos eso de: "¿Y a santo de qué me estoy acordando yo de esto ahora?" Lo mejor de todo es que en la mayoría de las ocasiones no existe respuesta. Y eso a mí cada vez me gusta más. ¿No os lo creéis? A mí, que soy doña "todo tiene una explicación", pues sí queridos. 

Y es que las explicaciones sobran en ocasiones. Somos pesadísimos con esa manía de aclararlo siempre todo. ¿Hay tanta necesidad de hacerlo? La palabra, como muchas otras mola, pero como en tantas ocasiones el sentido que le damos a veces la hace fea. Frente a ella hay otra, confianza. Lo malo es no sentir esta última y necesitar así la primera. ¿Me he explicado, verdad? ¿O no?

Yo soy mucho de confiar por lo que preciso de pocas explicaciones. Y cuando dejo de hacerlo, la necesidad de ellas es cero. Eso es lo malo, cuando dejo de creer en las personas.

Y cuando hablo de creer no me refiero a pensar, opinar o saber. Sino a sentir.

Resumiendo, que se me está haciendo largo hasta a mí. No tengo ni idea el motivo por el cual me ha venido a la cabeza esa canción del cántame. No sé porqué tenemos la manía de explicarlo todo siempre. Si no confío, no siento y si no siento, no creo. Si no creo, me alejo y si me alejo... Y no sé porqué estoy diciendo todo esto si yo he venido aquí a hablar de mi libro.

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