Se han ido todos y se ha sentado ahora un muchacho que como yo está fumándose tranquilamente un cigarro mientras trastea con su móvil y toma un café.
¡Qué gusto! ¡Qué tranquilidad! Y que divertido esto de ver y que no te vean. Me inquieta una señora con un abrigo mostaza a la que he visto bajar dos veces y subir ninguna. Pelo corto, morena, bolso cruzado y algo más mayor que yo. O eso me ha parecido a mi. Estaré atenta y ya iré informando. Lo mismo es una policía secreta. Hay muchos por esta zona y más en estas fechas. Hasta yo podría ser una.
No sé muy bien porqué se llaman así, se les ve de lejos. Es lo que tienen los secretos, al final se hacen evidentes por aquello de querer ocultarlos con tanto afán.
¡Como me gusta la vida! Así, en general. Siendo capaz de vivirla con sus risas y sus dolores de cabeza. Por qué a mí que no me digan que hay personas que siempre están felices. ¡Vaya trola! Claro que cada uno es libre de elegir el color con el que pinta.
Sé que cuando escribo empiezo con algo vanal y voy cogiendo ritmo, enredando hasta que llega la subida y zas. Pero hoy creo que no va a ser así. Termino relajadamente tal y como he empezado. Mirando la gente pasar y menos inquieta ya que no ha vuelto a pasar la señora del abrigo mostaza. Estaría esperando a alguien. Hoy no es día de secretos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario