Hay veces que pienso como será mi vida dentro de un tiempo, me cuesta imaginarla porque he aprendido que las cosas no son como uno quiere y sobre todo porque la vida te da sorpresas. Algo si tengo claro, sea la distancia que sea a la que mire. Siempre estás tú.
En un par de días, tendrás una docena de años; me gusta la frase.
Hay veces en las que cierro los ojos y escucho tu voz y veo tu cara, sonriente unas veces, enfadada otras. Pero siempre eres tú, es tu esencia. Entonces, esas veces, lleno mis pulmones de aire y sonrío y pienso en lo mucho que te quiero.
Hace unos meses ya lo escribí y te lo leí. Hoy lo repito de nuevo, gracias a ti hay muchas mañanas que me cuesta menos levantarme. Gracias a ti muchas noches me quedo dormida tranquila. Gracias a ti no quiero rendirme. No podría imaginar tener un hijo mejor que tú. Eres capaz de abrazarme tan solo con coger mi mano, con mirarme y sonreírme con ese gesto de madurez que tanto me reconforta y me dice que continúo haciendo un buen trabajo.
Joël, gracias por seguir secándome las lágrimas algunas veces, gracias por decirme otras que me quieres demasiado, gracias por hacerme sentir fuerte, gracias por enfadarme de vez en cuando, gracias por crecer como persona de una manera admirable, gracias por tus abrazos, por tus besos, por tus chorradas, por tus ojos y tu sonrisa.
Gracias hijo por ser capaz de sorprenderme y enseñarme a ratos. Esos en lo que recoges mis pedazos y los vuelves a juntar con todo el amor que cabe en ti.
Seguiremos Joël, juntos que no solos. Y una mirada nos bastará. TE QUIERO HIJO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario