lunes, 28 de marzo de 2016

SIN DEJAR DE MIRAR SUS OJOS (Fantasías Sexuales-16)

Sabe que ella está de camino. Recoge el mantel de la mesa del salón, friega un vaso que había sucio en la cocina. Echa un vistazo general, cojines en su sitio. Coloca el libro que tiene al lado del televisor. En la habitación, estira bien la colcha de la cama y mete en el cajón de la mesilla lo que hay sobre ella. La cortina de la ducha bien centrada y las toallas perfectas. Coge aire, sonríe y espera ... Suena el teléfono, es ella, le pide que abra.

Abre la puerta, la ve subir las escaleras. Ella entra en la casa. La mano derecha en la cadera de ella y un suave beso en los labios con un hola. Está aquí, piensa él sonriendo.

Van hacia al salón, el cual él le enseña no sin cierto nerviosismo. Ella sonríe y corresponde los besos de él. La abraza, la besa de nuevo. Muchos días de deseo han pasado desde el último que estuvieron juntos. ¿Te enseño el resto de la casa? Le pregunta. La cocina. Él no se separa de su cuerpo, la besa el cuello abrazándola desde atrás. Una habitación, otra, un baño y la habitación principal. Ella se vuelve y sus bocas se juntan, juegan lentamente... Sus lenguas se encuentran una y otra vez. Se acarician y sonríen. 

¿Me haces un té? Le pregunta ella en medio de un abrazo. Claro, le responde él amablemente.

No dejan de charlar, de contarse las cosas que les han pasado en esos días. El vaso en el microondas da vueltas calentando el agua al mismo ritmo que lo hacen sus cuerpos. No dejan de acariciarse ni un segundo. De besarse; suavemente ahora con intensidad después. Sonríen, sonríen ... Hasta en los besos apasionados, en los que introducen sus lenguas hasta el fondo, hay sonrisas.

Suena el timbre del microondas, el té está listo. Pero ella ha bajado los pantalones de él, no es el momento de que aquella infusión interrumpa ese instante.Ese en el que ella besa su cuello, despacio. Baja lentamente y su lengua juega con sus pezones mientras no deja de acariciarle el sexo. La excitación de él es más evidente a cada momento. En cuclillas ya, ella levanta su cabeza buscando la mirada de él. Ve cómo tiemblan sus mejillas mientras pasa su lengua lentamente por el glande. Él respira fuertemente apoyado sobre la encimera, "mi amor", le dice entrecortadamente. Ella no deja de mirarle a los ojos, y poco a poco muy despacio introduce el pene en su boca. Y le mira, le vé henchido de placer. Le gusta verle así, a su merced. Gozando, sonriendo, con esa excitación que solo ella es capaz de provocarle...

CONTINUARÁ, mañana más .... 

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