sábado, 13 de agosto de 2016

CARTA A BEATRIZ 2016

Contraviniendo alguno de mis principios y pensamientos; que por otra parte para eso están a veces, lo voy hacer. Me sale, lo siento, llevo días queriendo hacerlo...

Ha pasado ya un año desde que de vacaciones en la playa no dejaba de mirar el teléfono con preocupación ante la falta de noticas tuyas. Un año dentro de unos días en los que tantas personas compartimos lágrimas y asombro.

Ni un solo día de este año ha pasado sin que pensara en ti por un motivo o por otro. Paseando por el barrio, hablando con Silvia y René a mediodía cuando coincidimos los tres. Al encontrarme con tus hijos, ver a tu marido o hablar con madre.

Mi querida Beatriz, te hemos recordado muchas personas en este tiempo. Cualquier ocasión o comentario han sido un motivo para sonreír, perder la mirada y nombrarte.

Mi querida amiga, te he sentido en algún momento difícil. He escuchado tu voz y he visto tu cara dándome ánimos. Con esa expresión tuya mezcla de inocencia, timidez y ternura. También hemos recordado tu mala leche a veces, y esa manera tuya de gruñir. Silvia y yo nos hemos quedado mirando a los ojos, compartiendo un montón de reflejos en ellos en ese momento. Nos hemos repetido las dos muchas veces, que no nos lo creíamos a pesar del paso de los meses.

No queremos ni tú ni yo que estas sean palabras tristes. Tan solo compartir sensaciones, recuerdos, pensamientos y anhelo con mucha gente que continúa a tu lado.

Mi querida Beatriz, seguirán pasando los días, los meses y como consecuencia los años. Seguirá pasando el tiempo para nosotros, pero tú siempre permanecerás igual. Quizá, por intentar encontrar algo hermoso en todo esto, quizá esa sea la magia de la muerte. La permanencia del recuerdo intacto por siempre.

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