jueves, 9 de febrero de 2017

QUE SUENE LA MÚSICA

Tenía intención de escribir una fantasía erótica. Pero entre que se me ha ido un poco la inspiración y en la tablet ha empezado a sonar Tears in Heaven, pues como que otro día.

Antes he estado escuchando a The Commitments y antes a Joaquín Sabina. Pero he empezado con un poco de salsa delante del espejo. Está bien saber lo que ven los demás cuando bailas. Entender porque se paran delante de ti cuando mueves las manos de una determinada manera o el motivo por el cual no pueden apartar la mirada de tus ojos si en ese instante te acaricias suavemente la cadera.

Está bien mover los hombros lento si llevas algo con un escote en forma de u. Y si lo acompañas con una ligera vuelta y una sonrisa, triunfas seguro.

Bailar es pura seducción. Se utilizan todos los recursos existentes. El cuerpo, los gestos. Incluso susurrar una frase de la canción que suena al oído de tu acompañante mientras se produce un leve roce. Todo es un conjunto magnífico de sensualidad.

Pero para que la chispa salte se necesita una gran dosis de complicidad, de dejarse llevar y querer disfrutar. El baile debe de producir una gran dosis de libertad. Necesaria para poder ponerte delante de él e invitarle a que coja tus caderas y sienta como se contonean de un lado al otro sin pudor. Para poder mirarle a los ojos y ver su deseo mientras solo os sonreís. Esa complicidad necesaria para poder acercarte y poner tu mano en su entrepierna sin dejar de bailar un instante. Como si no pasara nada. Y decirle al oído, sin apartar la mano "¿Qué te pasa? Mientras te ríes y le besas rozando a penas sus labios.

Bailar es sensualidad y sexualidad, dos cosas necesarias para poder escribir esto en diez minutos y que a más de uno le haya provocado un suspiro... Y pensar que hay gente a la que no le gusta bailar!!! Hay que ver las cosas que se pierden algunos. Como todo en la vida no hay excusas, es cuestión de voluntad ; )

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