jueves, 18 de mayo de 2017

ADIÓS

No es la primera vez que escribo sobre los finales y los adioses. Las despedidas y lo mucho que cuesta tomar la decisión de marcharse. No es la primera vez que lo hago sobre las ausencias y los anhelos. Sobre el desasosiego y la espera. Esa espera que a ratos se hace eterna y a instantes insoportable. No será la última vez que al escribír tumbada en el sofá, mis ojos permanezcan clavados en la ventana del salón, buscando en ese cielo azul la palabra perfecta que me ayude a continuar.

Me enciendo un cigarro y tras una larga calada con la mirada perdida, esta vez no se sabe dónde, susurro "adiós", mientras poco a poco voy ahogándome en esas cinco letras.

Me siento cansada de vivir en una permanente despedida. En un adiós del que siempre salgo perdiendo; o eso creo. Me cuesta coger aire, me hastía la ingravidez de mi alma. No logro ese equilibro añorado. Y siempre la huida, hacia adelante, pero la huida.

Me derrumbo entre canciones y poemas, entre recuerdos y sonrisas. Camino como puedo con el peso que supone decir adiós de nuevo. Miro al frente, debo hacerlo. Y recordaré sus ojos en las tardes frías de invierno y despertaré pensando que todo ha sido sueño y de nuevo, volveré a decir adiós.

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