martes, 21 de junio de 2016

HOY, ES MARTES.

Hoy es un de esos días en los que todo sigue su curso y yo miro desde la orilla. Un dia de verano en el que me siento a estas horas de la mañana en una terraza a tomar un café y disfrutar sin más pretensiones.

Hoy se gradúa mi pequeño futbolista de ayer, mi gran jugador de rugby hoy. Un invento más en el que no creo, eso de la graduación. Pero si creo en él, en sus nervios de esta mañana al despertar, en su alegría mezclada con tristeza por el final de un ciclo. Hoy lloraré cuando les vea a todos desfilar por la alfombra roja y piense en todos estos años compartidos en ese cole que me costó encontrar pero que lo conseguí al fin. Ese cole pequeño, con inquietudes y sin ostentación. Ese cole en el que la clase más numerosa tenía 17 niños. Ese cole en el que los mayores conocían los nombres de los pequeños. Ese cole en el que tanto mi hijo como yo hemos crecido como personas.

Hoy es un día especial para mí porque lo es para él. Es especial porque a estas horas de la mañana, estoy en una terraza tomándome un café y disfrutando sin más pretensiones. Qué fácil es vivir algunos días.


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