jueves, 23 de agosto de 2018

¡MANDA GÜEVOS!

¡Manda güevos! Me pregunto el motivo por el cual mi intuición, mi sexto sentido nunca me funciona con los números de la primitiva ni con el pleno al 15 de la quiniela y si con las cosas chungas. ¡Vaya poder de mierda! ¿No?

Intentado ser positiva tampoco está tan mal, al menos la cara de gilipollas no es la misma. Aunque os aseguro que me gustaría no tenerlo, no convertirme en esas ocasiones en alguien que no soy, no atar cabos con tanta facilidad y conformarme con ser la Dama de las Camelias durante un par de días y ¡listo!

Me rompe la decepción, esa que produce el engaño. Si al menos pudiera cagarme en tó, sería más fácil. Pero no puedo y eso es una tremenda putada porque todo duele más. ¡En fin! ¡Que le vamos a hacer! Cada uno es como es y yo soy como soy, ni sé ni quiero aprender a guardar rencor.

El año pasado conocí a un tipo cuya historia me pareció interesantísima e increíble, cargada de una tremenda ternura. Una tarde, mientras charlábamos sentados en la cocina de su casa fumándonos un cigarro y tomando una cerveza se quedó fijamente mirándome al tiempo que sonreía. Le pregunté por qué me miraba así y me respondió con calma y cariño: “Ana, no sé porque los hombres terminamos enganchados casi siempre a mujeres tóxicas. Tú eres absolutamente higiénica.” Sonreí pensando que eso me merecería la pena siempre porque yo no quiero a nadie que se enganche de mí sino que camine a mi lado. Así que creo que debo de tener una charla con esa intuición mia y mandarla a la mierda. Que me deje vivir tranquila y ya me las apañaré.

Pues si, ¡manda güevos!

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