Qué malos son esos días en los que todo lo que haces parece vacío, sin sentido, sin un fin. Tan solo un desgaste de energía en vano. Esos en los que la cabeza da mil vueltas y el corazón parece estallar en cada instante. En los que te sientes indefensa, débil y vencida por momentos. Esos en los que te permites el lujo de no mostrarte fuerte como siempre. En los que todo cuesta tanto y eres incapaz de sonreír. En los que sólo deseas sentir una mano extendida y escuchar un “no pasa nada, estoy aquí”.
Qué malos son, qué malos ...
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