Tengo ganas de llorar, por todo lo vivido, lo añorado, aquello que se nos quedó en ciernes, lo que hicimos y no sentíamos. Por todo lo que nos faltó y mucho de aquello que nos sobró.
Tengo ganas de llorar, por ti, por mi, por nuestro hijo y nuestra vida. Por cómo hemos terminado, siendo dos extraños que no se soportan. Tengo ganas de llorar por lo que te quise y dejé de quererte. Por aquellos sueños rotos y por los pocos que cumplimos. Quizá nunca fueron los mismos, quizá nunca nos quisimos, quizá todo fue nada y aquel vacío significaba todo.
Te amé como quise que la vida me enseñara, arañándome el alma tantas veces y con el corazón roto otras. Te amé con mis manos, con mi boca, con mis ojos, con mi piel y mis sentidos. Te amé hasta sentirme vacía, derrotada y triste. Yo sé que tú también me amaste, como sabías, como podías, como no aprendiste a amar.
Te debo las mejores y quizá las peores horas de mi vida. Y ese vínculo... lo rompí hace tiempo ya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario