lunes, 15 de julio de 2013

LOS OJOS, EL ESPEJO DEL ALMA


Dicen que los ojos son el espejo del alma y aunque muchas veces tratemos de ocultarnos detrás de unas gafas oscuras o evitando la mirada, siempre hay un momento en el que quedamos al descubierto.

Y es entonces, cuando mostramos a los demás, en ese momento en el que nos relajamos o bien estamos cómodos, como está nuestra alma.

La mirada cuenta muchas cosas si sabemos leer en ella. Nos cuenta secretos, nos enseña inquietudes, vemos la pena. Cuando nuestra alma está en paz; la mirada es alegre, siempre de frente, los ojos centelleantes nos dicen que todo está bien.

Cuando esos ojos están distraídos, nos miran sin vernos y no son capaces de hablarnos, algo nos preocupa. Entonces la mejor sensación es cuando se fijan en los tuyos, sabes que van a confiar en ti y sonríes.

Lo que más siento es ver en alguien una mirada triste. Muchas veces estamos rodeados de mucha gente, nuestra vida no nos permite descansar en ocasiones y quizá no sea ella, si no nosotros mismos que no queramos hacerlo para no enfrentarnos a nuestra soledad. Cuando la mirada es triste por una preocupación, siempre puede tener arreglo. Pero cuando la mirada es triste por soledad… Y lo peor, soledad no deseada; en el fondo a nadie nos gusta estar solo, pero hay muchas veces que eres tú mismo el que terminas encerrándote en ella poco a poco. Apartando de tu vida inquietudes, objetivos, ambiciones, gente que realmente puede merecer la pena. Los apartas y a cambio te quedas con el aburrimiento y muchas mentiras.

Siempre elegiré aquellas miradas contentas, pícaras o tristes ya veremos que podemos hacer con estas últimas. Pero siempre sinceras. Cuidado con distraeros queridos, o sabré como está vuestra alma!

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