miércoles, 31 de julio de 2013

POR FIN, FRENTE AL MAR


Se acerca uno de los momentos más esperados; las vacaciones. El balance del año, normalmente yo lo hago ahora, lo de las campanadas y las uvas siempre me ha resultado un poco peliculero. Además ahora, con el sol y el calor parece que tienes ganas de ver las cosas con más optimismo y ser más positivo.

Y poco falta ya para ese momento en el que en mi playa de Cádiz, frente al mar, a ese Atlántico que me tiene conquistada, me dejo caer en la arena, respiro hondo y pienso que otro año más tengo la suerte de estar allí, encontrándome conmigo misma, con mis antepasados, con esa luz, ese aire y esa playa que me da tanta vida, que me recarga las baterías de manera lenta para sin desaprovechar ningún rincón.

Ese momento de llenar los pulmones de ese viento que llega desde África, con tanta furia a veces. Ese momento de mirar fijamente el horizonte y creer. Ese momento en el que mi corazón y mi alma se encuentran por fin.

Frente al mar hacemos mejor limpieza en nuestra cabeza y en nuestro corazón. Las cosas alcanzan una magnitud diferente y todo aquello que de alguna manera nos ha atormentado, preocupado o fastidiado; frente al mar desaparece. Es un buen momento para pasar muchas páginas que se nos han atascado y no permiten que otras salgan. Es un buen momento para poner algunas fotos en el álbum de los recuerdos. Es un buen momento para darse cuenta de que todo lo que vivimos, todo, nos sirve para mucho.

Frente al mar, tú y él, solos frente a frente no hay donde esconderse. En realidad estás frente a ti mismo en esa comunión de sensaciones y de sentimientos inalcanzable de otra manera.

Y a estas horas, que el sol empieza a aparecer por mi ventana acariciándome el pelo, cierro los ojos, respiro hondo y ya me siento allí.

Os deseo todo lo mejor en estos días queridos. Volveré. Prometo fijarme en todos los detalles... No dejaré escapar nada...

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