martes, 9 de julio de 2013

PON TÚ EL TÍTULO


Cierro los ojos y dirijo mi cara hacia él, dejo que me guiñe un ojo, que me diga cosas, esas cosas que solo él sabe decir sin palabras, solo con caricias…

Me quedo quieta, inmóvil, siento cada uno de sus rayos en mi rostro, en mi cuello, en mis hombros

Ahora el viento me habla al oído, me cuenta sus secretos, sus deseos más íntimos, me cuenta que es cobarde y osado al mismo tiempo, que es feliz cuando acaricia mi pelo y al ver estremecerse mi cuerpo cuando me roza suavemente, pero que no se atreve a mirar…

Y entonces llega ella, esa razón que casi siempre puede con nosotros, la que nos devuelve a la realidad, a que realidad? La de todos los días, la establecida, la correcta, la que es… Y la miro, y la invito a pasear por mi pensamiento, por mis sentimientos y quiere quedarse allí… Pero yo no quiero, la invito a marcharse, no muy lejos, pero que se marche…

continúo con los ojos cerrados y siento que llega, que se acerca ese olor a tierra mojada, a verde, a agua, a sal… Y entonces un suspiro sin fin llena mi pecho y le siento, está aquí, dentro de mi y sonrío y entonces soy yo quien acaricia su pelo, quien le susurra mis deseos más íntimos, quien roza suavemente su cara, su cuello, sus hombros…

Ella mira, quiere gritar, estropear el momento aunque su deseo sea en verdad ser uno de nosotros, sentir, vivir… La miro, se marcha y nos quedamos solos, sintiéndonos de nuevo, como nunca antes

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LO MÁS LEÍDO